El plomo se encuentra como contaminante en el aire desde el momento en que se comenzó a añadir tetraetilplomo a la gasolina, por su efecto antidetonante.
Las emisiones procedentes de las fundiciones y operaciones de recuperación de metales producen fuentes locales importantes de plomo. Pero la mayor parte del plomo en el aire se debe a los vehículos.
Es bien conocida la toxicidad aguda del plomo, por lo que su contaminación resulta preocupante.
Posiblemente, en el futuro irán disminuyendo los niveles de este metal en la atmósfera, debido a la sustitución de la gasolina con compuestos de plomo por gasolina sin plomo.
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